viernes, 28 de noviembre de 2014

ÁCIDOS Y BASES

Desde la Antigüedad se sabe que existen sustancias cuyas disoluciones acuosas
comparten una serie de propiedades, como poseer sabor ácido; enrojecer determi-
nados pigmentos vegetales de color azul, como el papel de tornasol; disolver mármol
o reaccionar con los metales activos, como el cinc, desprendiendo H2.
Para englobar dichas sustancias, en 1663, el químico inglés Robert Boyle introdujo
el término general ácido, del latín acidus, que significa ‘agrio’. Esta definición incluía
entre los ácidos a sustancias tan diversas como el zumo de limón, la leche agria o
el vinagre.
Por otra parte, se conoce otro grupo de sustancias cuyas disoluciones acuosas com-
parten, entre otras, las siguientes propiedades: poseer sabor amargo, producir una
sensación jabonosa al tacto, devolver el color azul a pigmentos previamente enro-
jecidos por un ácido en disolución y, en general, contrarrestar las propiedades ca-
racterísticas de las disoluciones ácidas.
Para este segundo grupo de sustancias se acuñó el término álcali, del árabe alkali,
cuyo significado es ‘cenizas vegetales’. Mezclando una disolución ácida con otra
alcalina puede obtenerse una sal. Por esta razón, los álcalis recibieron más tarde el
nombre de bases, del griego basis, que se traduce como ‘fundamento para la obten-
ción de sales’. Ejemplos de este grupo de sustancias son el amoniaco, los jabones o
la lejía.
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En las naranjas, en los limones y en general en los cítricos,
están presentes el ácido ascórbico y el ácido cítrico.
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Muchos productos de limpieza y desinfección, de uso doméstico,
son bases.
El francés Lavoisier, en 1787, propuso que los ácidos eran sustancias que contenían
oxígeno. De hecho, Lavoisier nombró así al oxígeno, palabra griega que significa
‘formador de ácidos’. Estudios posteriores comprobaron que el ácido clorhídrico no
contenía oxígeno. Fue el inglés Davy quien, en 1810, aseguró que el hidrógeno era
el único elemento que estaba presente en todos los ácidos.
Más tarde se descubrió que las disoluciones acuosas, tanto de los ácidos como de
las bases, conducían la corriente eléctrica. Fue entonces cuando el químico sueco
Svante Arrhenius sugirió la existencia de iones para explicar esta conductividad
eléctrica.
Entre finales del siglo xix y principios del siglo xx, se formularon importantes teo-
rías que explicaban el comportamiento y naturaleza de los ácidos y las bases. Estas
teorías son las de Arrhenius, de Brönsted y Lowry y de Lewis.
Los ácidos y las bases se comportan
como dos grupos químicamente
opuestos, pues las disoluciones de los
ácidos contrarrestan las propiedades
características de las disoluciones de
las bases, y al revés.

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